Empezamos el día madrugando de lo
lindo gracias, una vez más, al tráfico. Habíamos quedado con Gorka en la terminal de
Autobuses del norte para viajar a Bojay. Allí se encuentra ¨El Samaritano¨, un albergue muy
pequeño en el que hasta ahora sólo se puede atender a los migrantes por las
mañanas. Se les da desayuno y comida, pueden asearse y una enfermera se encarga
de su salud. Además, hay un teléfono desde el que pueden llamar a sus casas. 3
minutos por persona. Nada más llegar allí pudimos ver a las Hermanas preparando
la comida para unos 20 migrantes. Nos sentamos con ellos a escuchar
algunas de las historias casi de ficción que nos contaron. La mayoría hombres
solos que huyen de las maras, que se dedican a extorsionar a la población
hondureña. Más o menos llevan 20 días caminando, ya han agarrado varios trenes
y en el albergue les informan de vías más seguras. Desde que el gobierno
decidió atajar el problema de los trenes las vías de migración se han ido
ramificando. Dentro de poco el albergue podrá ofrecer también camas para aquellos
que necesiten un alto en el camino.
Es impresionante la labor que
llevan a cabo las mujeres de este albergue y sus voluntarios. Nosotros apenas
pudimos estar allí unas horas pero no se necesita más para ver el valor humano
de esta comunidad. Día tras día, dando apoyo psicológico a los migrantes,
cuidándoles con una sonrisa, con la calidez y el cariño de una familia.
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